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Herramientas, pero no para “anti rastreo”

Las herramientas que se captan como “anti-rastreo” sí que tienen sus complicaciones técnicas para rastrear, hablamos de P2P, VPNs, TOR, Criptomonedas y blockchain… Pero hay unas partes del sistema que a veces olvidamos: el entorno y el usuario.

Y en el usuario está el eslabón más débil, porque es presa de la ingeniería social…  Hablando en términos de delitos: Por ejemplo, un pedófilo por medio de TOR puede ser fácilmente capturado poniéndole una cita física por un medio de chat y cuando llega al lugar se topa con la policía.

Otros ejemplos:
Alguien dedicado a la piratería está con P2P descargando archivos piratas, pero producto de su descuido y afán por seguir en el ilícito, comparte ancho de banda, permite la subida y por otro lado descarga un señuelo. Caído.
Alguien que por medio de criptomonedas compra armas y drogas, llega al punto de entrega y es descubierto. Aunado a esto, alguien que alardea de su wallet y se ve relacionado con su clave pública, ya no es anónimo.
Un extorsionador con IP enmascarada, atracando por redes sociales, cae cuando le citan para pagarle una extorsión.
En fin… Cualquier trampa tonta ya pone en evidencia a quien busca no estar en evidencia.

Hay que hacer buen uso de la tecnología, es decir: sano, cuestionándose las acciones que se realizan día a día y tener en cuenta que lo ilegal y lo dañino, además de estar mal, no tienen forma fiable de encubrirse.

No se ocupa mucha neurona para aprovechar una imprudencia del usuario. En términos del sistema no es tan terrible, pues cualquier vulnerabilidad se parchea, pero el cerebro humano y los impulsos: no.

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